Cuando Bengt Sjöberg salió en las escaleras a las cuatro el sábado, pensó en un primer momento no sus ojos.
En el camino, el coche Otto Olssons, vio a un lobo en el camino hacia Bollerup.
– Me volvería a escoger las patatas en el garaje y vio venir al lobo apagones eléctricos con una liebre en la boca, dice Bengt Sjöberg estancia en carretera Yngve Andréns.
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